Solarización (método de desinfección del suelo)
Biodesinfección de suelos (artículo)
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Biodesinfección de Suelos: Video Demostrativo de su Potencial Fertilizante y Plaguicida
Publicado por Juan José Ibáñez
Publicado por Juan José Ibáñez
La desinfección de suelos no es una promesa, sino una realidad contrastada. Ya os hemos hablado en post precedentes de la idiosincrásica figura de Antonio Bello Pérez. Sus investigaciones en el ámbito de la agroecología se encuentran a la vanguardia mundial. En los últimos años ha investigado acerca de cómo controlar las plagas causadas por los patógenos del suelo a la par que fertilizarlos, usando residuos agrícolas y/o agroindustriales. Como os mostramos en el siguiente post: “Desinfección de Suelos (Biofumigación): Abono y Alternativa Ecológica al Uso de Plaguicidas y Fertilizantes Sintéticos, se trata de un sistema completamente nuevo, ecológico, ambientalmente amigable y económico. Al mismo tiempo, puede ayudar a resolver la soberanía alimentaria de los países del tercer mundo, por cuanto, evita el uso de fertilizantes y plaguicidas tan onerosos para los humildes agricultores. No se trata de los resultados publicados en artículos de investigación, sino que han sido corroborados en buena parte de España y Cuba (al menos). También cabe resaltar que no estamos hablando de mera fertilidad química, sino de la que cabría denominar de ecológica (física, química y biológica al mismo tiempo). Del mismo modo, tal desinfección tan solo parece afectar a los organismos patógenos, no alterando la biodiversidad del suelo. Dicho de otro modo ¡bueno, bonito y barato!. ¿Alguien da más? Desde luego, las multinacionales de agroquímicos y transgénicos no. Hoy os vamos a mostrar un video en el que Antonio Bello junto con sus colaboradores españoles y cubanos explican las bondades del método, tan asombroso como su propia sencillez. Más aun, todo el proceso de investigación y testado de los procedimientos en el campo fue llevado a cabo mediante investigación Participativa, en la que intervienen los propios afectados (léase agricultores).
Casimiro: El escudero fiel de Antonio. ¡Qué paciencia Jesús!
Y al visionarlo me veo a entrañables amigos como José Antonio López y Miguel Ángel Díaz, aunque echo en falta a María Arias y al “tapado†(siempre en la sombra, pero vigilante) que vela como un santo barón por la salud de Antonio. Me refiero a “nuestro Casimiro†(vaya por ti maestro). Pero vamos al grano.
De acuerdo al documental, la biodesinfección de suelos puede entenderse como la eliminación de los patógenos edáficos de las plantas y más concretamente se dice “la acción de las sustancias volátiles, liquidas y/o sólidas producidas por la biodegradación “in situ†(esto último lo añado yo) de la materia orgánica que se emplea en el manejo de los patógenos de las plantas. Personalmente, considero que en la definición no se menta el potencial fertilizante y eliminador de residuos, pero no soy yo el experto. ¿Verdad? El agricultor tan solo tiene que emplear sus residuos y/o los de agroindustrias cercanas, como vinazas, purines, etc. y aplicarlos debidamente, en el peor de los casos, cubriendo el suelo con plástico durante unas semanas (solarización). No hace falta ser ingeniero, desde luego. De ahí su enorme potencial de aplicación a lo largo y ancho de muchos paisajes agrarios del mundo.
Pues bien, os dejo con el video: que os lo cuenten sus propios protagonistas, ya que personalmente tan solo les he escuchado durante años, en nuestras comidas eventuales o en su laboratorio, cuando me acerco a saludarles. No cabe duda que todos sus desvelos han sido sobradamente recompensados, a pasar del desdén de muchos colegas y de la incomprensión de la administración. Eso si, finalmente debemos agradecer al Ministerio de Medioambiente, Rural y Marino (España) que tuvo a bien subvencionar esta documental para la Sociedad Española de Agricultura Ecológica. El título del mencionado documento resulta ser: “Biodesinfección de suelos. Alejandro Gallegoâ€. Podéis visionarlo o bajarlo pinchando por el título, o si preferís en la dirección original, es decir, aquí: .
Que lo disfrutéis. Y reitero, la desinfección de suelos no es una promesa, sino una realidad contrastada.
Juan José Ibáñez
Jose Luis
Biodesinfección de suelos (artículo)
Biodesinfección del suelo
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Me gustaría compartir con todos algo que he descubierto hace poco, y seguro que muchos ya conocerán.
Nematodos
Son unos parásitos que insertan sus cabezas en la raíces de las plantas succionado de ellas sus jugos, llegando al punto que hacen que se enquisten las raíces.
Están presentes siempre en el suelo, pero en pequeñas cantidades. El problema surge cuan al usar la el sustrato de plantaciones anteriores no hacemos rotación de cultivos ni asociaciones, entonces se multiplican y son letales para nuestras plantas.
Cuando oía decir "desinfección de la tierra" no pensaba que se trata de matar a estos y otros bichos.
Hay varias formas totalmente naturales y orgánicas de desinfectar la tierra:
- vinazas de vino y caña de azúcar.
- resto de poda de nuestra huerta
- estiércol fresco..........
Y todas consisten en lo mismo, la aplicamos superficialmente a la tierra y la vamos y la vamos penetrando en el suelo con el riego, y así durante veinte días.
Importante no aplicarlo si hay plantas ya que se las cargaría por la alta acides de de las vinazas y del estiércol fresco.
Existe otro método, que me han dicho y que aun no he probado. Consiste en aplicar purín de veinte días, de cardón, pudiéndose aplicar incluso si tenemos plantas, no es tan eficaz, pero bueno, en caso de sospecha de que estos bichejos nos estén fastidiando, se podría probar.
Desinfección del suelo con solarización: cómo hacerlo eficaz
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cuando se quiere desenfectar el suelo por medio de la solarizacion como la debo hacer para que sea mas eficaz, despues de cubierta la huerta con el plastico a medida de q pasa el tiempo la debo remojar o lo importante es que la tierra se seque completamente debido a la accion del sol, si alguien me puede colaborar con el tema muchas gracias
ademas que inconvenientes se pueden presentar si no trasplanto hortalizas q son de este tipo y mejor las siembro de manera directa
Desinfección del suelo mediante solarización: ¿cómo se hace?
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Alguien sabe como se procede para realizar la SOLARIZACION ( desinfeccion ) del suelo ? Es que me dijeron que debo hacer eso con el lugar en el que quiero hacer una pequeña huerta, es en el fondo de mi casa, un lugar pequeño pero que nunca tuve huerta alli.
Gracias
Desinfectar la tierra antes de plantas hortalizas
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Hola: Soy nuevo en el foro y tambien en jardineria.
El año pasado planté tomates, pimientos etc. y en alguna de las plantas algún bicho me cortaba los troncos, muriendo la planta.
Me han comentado que para desinfectar la tierra, antes de plantar hay que espolvorearla con cal, seguidamente labrar y despues regar.
No se si esto se ha comentado ya en el foro, pero me gustaría alguien bien informado me dijera algo.
Gracias anticipadamente
Solarización de tierra negra en una cubeta de metal galvanizado
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Hola hola. Yo compro tierra negra con abono vegetal (hojitas medio podridas, pedacitos de madera medio podridos) y por supuesto tambien contiene bichitos como ciempies, babosas, caracoles, etc. yo deseo tener la tierra libre de esos bichitos. Un biologo me recomendó hacer un tipo "caldo" con la tierra. Pones la tierra en un recipiente metalico, le agregas agua, hasta que sobrepase el nivel de la tierra, unos 8 cm. y lo ponemos a hervir... se consume el agua y listo, queda una tierra esteril y lista para usarse llena de nutrientes, pues los animalitos hechos caldo, soltaron todos sus nutrientes.
Pero mi pregunta a todos ustedes es Podre hacer algo similar pero en vez de ponerlo al fuego, mejor sellar la cubeta con un plastico transparente y ponerlo al solazo??? aca hace unos calores de 44 grados centrigrados por estas fechas. Que oopinan?
gracias
Solarización para el control ecológico de patógenos del suelo
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os pego un link a un estudio sobre supresion de patogenos del suelo sin la utilización de productos químicos de sintesis, esta hecho por el CSIC (centro superior de investigaciones cientificas) espero q os sirva.
BIOFUMIGACIÓN Y SOLARIZACIÓN COMO ALTERNATIVAS
AL BROMURO DE METILO
A. BELLO, J.A. LÓPEZ-PÉREZ, L. DÍAZ VIRULICHE
Dpto Agroecología, CCMA, CSIC. Serrano 115 dpdo 28006 Madrid.
antonio.bello@ccma.csic.es
AL BROMURO DE METILO
A. BELLO, J.A. LÓPEZ-PÉREZ, L. DÍAZ VIRULICHE
Dpto Agroecología, CCMA, CSIC. Serrano 115 dpdo 28006 Madrid.
antonio.bello@ccma.csic.es
Resumen.
Se estudia la acción de los gases producidos en la descomposición de la materia orgánica para el control de nematodos y otros patógenos de origen edáfico. Su eficacia es similar a la de los fumigantes convencionales. Se diferencia de la solarización en que no requiere temperaturas superiores a los 30 ºC, por lo que puede aplicarse en cualquier estación del año, en áreas donde existen bajas temperatura y en cultivos extensivos. Por otro lado, la biofumigación actúa en profundidad resolviendo problemas, como en el caso de los nematodos, de dinámica vertical, que son comunes en los organismos móviles y que tienen lugar al aumentar la temperatura del suelo como ocurre con las técnicas de solarización. Los resultados de la aplicación de la biofumigación en cultivos extensivos son efectivos en condiciones de bajas temperaturas y sin aplicación de cubiertas de plástico, a diferencia de la solarización, aunque ambas técnicas pueden ser complementarias, e incrementar su eficacia, en el caso de los nematodos fitoparásitos, cuando se aplican conjuntamente.
INTRODUCCIÓN
Los investigadores y técnicos en agricultura se están enfrentado a uno de los mayores retos de los últimos años, el de encontrar alternativas al bromuro de metilo (BM) para controlar plagas y enfermedades de las plantas. La alternativa que se proponga debe tener eficacia similar al BM, no impactar sobre el medio ambiente, ser económica y socialmente viable, características que no han sido hasta ahora exigidas a ningún otro pesticida. El BM es un biocida que destaca por su amplio espectro de acción frente a los patógenos de los vegetales, así como su alta efectividad en cuanto a penetración y difusión en el suelo, incluso en aquéllos que presentan contenidos de humedad y temperatura altos. Sin embargo, el BM no se retiene en su totalidad en el suelo, sino que del 50 al 95 % pasa enformadeemisionesgaseosas a la estratosfera, donde se liberan átomos de bromo que reaccionan con el ozono y otras moléculas estables que contienen cloro, dando lugar a una reacción en cadena que contribuye a la disminución de la capa de ozono, incrementando la emisión de rayos ultravioletas con los consecuentes riesgos para la salud y el medio ambiente (Thomas 1997).
La evidencia científica de la destrucción de la capa de ozono por el BM, dio lugar a la toma de decisiones que contribuyesen a la retirada de este producto, apoyándose en acciones reguladoras (UNEP 1992). Así, algunos países del norte de Europa han eliminado el uso del BM, como es el caso de Dinamarca, mediante los cultivos sin suelo (Gyldenkaerne, Yohalem y Hvahøe 1997). Por todo ello, la Unión Europea (UE) ha propuesto la congelación del consumo de BM, a los niveles de 1991 para los años 1995-1997 y la reducción de su consumo desde 1998 en un 25 %. La 10ª Reunión del Protocolo de Montreal estableció, para los países desarrollados, un programa en el que se acordó la reducción, de forma gradual, de los usos agrícolas del BM, hasta llegar a su eliminación total para el año 2005 y para países del Artículo 5º su eliminación en el año 2015, con una posible revisión para la modificación de la fecha en el 2003. En la UE, además, ha elaborado un proyecto de modificación del actual Reglamento en el que se intenta adelantar para el año 2001 la situación final del BM, aunque las últimas decisiones mantienen el 2005 como fecha límite, se eliminará el 60% en el 2001 y el 75% en el 2003 (Tierney 1998, 2000). Otros países como Argentina, Brasil, China, Cuba, Guatemala, Marruecos y Uruguay están elaborando proyectos de investigación demostrativos para su eliminación total. Respecto a las alternativas al BM, no existe un único sustituto para todos los usos de este fumigante del suelo, ya que dependen del organismo patógeno, cultivo y de la zona, siendo la mejor alternativa los programas de manejo integrado de cultivos "Integrated Crop Management" (ICM). Para ello, es importante que las distintas alternativas regulen de forma eficaz y económica los patógenos controlados actualmente por el BM, garantizando su viabilidad a largo plazo, Slooteen (1997).
En cuanto al uso de BM en los países con clima mediterráneo, se estima en alrededor de 24.239 t al año, lo que suponen el 47.6 % del consumo total, para la fumigación de suelos, siendo España, después de Italia, el segundo país en consumo (11,7 %) (Fig. 1)(Bello y Tello 1998, Varés 199. Actualmente en España la situación es muy diferente debido a la política de reducción elaborada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). Por otro lado, se ha demostrado que puede reducirse hasta el 50 % la utilización de pesticidas mediante métodos alternativos con un incremento de sólo el 0,6 % de los gastos de producción (Pimentel et al. 1993).
La primera impresión sobre la eliminación del BM fue muy pesimista y, sobre todo, sobre nuestro futuro, puesto que la agricultura y la capa de ozono son fundamentales para la supervivencia del planeta. Un análisis posterior nos llevó a la conclusión de que el uso de BM en agricultura así como los problemas fitopatológicos son la excepción y no la norma, la inmensa mayoría de cultivos no usan BM (Bello et al. 1994, 1996; Bello, Escuer y Pastrana 1995; Barker y Koenning 199. Curiosamente el BM sólo afecta a los cultivos que se han definido como paradigma de una agricultura moderna, que está localizada principalmente en California, Florida, España, Japón, Israel e Italia.
Entre los organismos parásitos de plantas que se ven afectados por la retirada del BM, se encuentran fundamentalmente varias especies de hongos, los nematodos pertenecientes a los géneros Meloidogyne
y Rotylenchulus, además de los problemas de replantación, especialmente en frutales.
Los investigadores y técnicos en agricultura se están enfrentado a uno de los mayores retos de los últimos años, el de encontrar alternativas al bromuro de metilo (BM) para controlar plagas y enfermedades de las plantas. La alternativa que se proponga debe tener eficacia similar al BM, no impactar sobre el medio ambiente, ser económica y socialmente viable, características que no han sido hasta ahora exigidas a ningún otro pesticida. El BM es un biocida que destaca por su amplio espectro de acción frente a los patógenos de los vegetales, así como su alta efectividad en cuanto a penetración y difusión en el suelo, incluso en aquéllos que presentan contenidos de humedad y temperatura altos. Sin embargo, el BM no se retiene en su totalidad en el suelo, sino que del 50 al 95 % pasa enformadeemisionesgaseosas a la estratosfera, donde se liberan átomos de bromo que reaccionan con el ozono y otras moléculas estables que contienen cloro, dando lugar a una reacción en cadena que contribuye a la disminución de la capa de ozono, incrementando la emisión de rayos ultravioletas con los consecuentes riesgos para la salud y el medio ambiente (Thomas 1997).
La evidencia científica de la destrucción de la capa de ozono por el BM, dio lugar a la toma de decisiones que contribuyesen a la retirada de este producto, apoyándose en acciones reguladoras (UNEP 1992). Así, algunos países del norte de Europa han eliminado el uso del BM, como es el caso de Dinamarca, mediante los cultivos sin suelo (Gyldenkaerne, Yohalem y Hvahøe 1997). Por todo ello, la Unión Europea (UE) ha propuesto la congelación del consumo de BM, a los niveles de 1991 para los años 1995-1997 y la reducción de su consumo desde 1998 en un 25 %. La 10ª Reunión del Protocolo de Montreal estableció, para los países desarrollados, un programa en el que se acordó la reducción, de forma gradual, de los usos agrícolas del BM, hasta llegar a su eliminación total para el año 2005 y para países del Artículo 5º su eliminación en el año 2015, con una posible revisión para la modificación de la fecha en el 2003. En la UE, además, ha elaborado un proyecto de modificación del actual Reglamento en el que se intenta adelantar para el año 2001 la situación final del BM, aunque las últimas decisiones mantienen el 2005 como fecha límite, se eliminará el 60% en el 2001 y el 75% en el 2003 (Tierney 1998, 2000). Otros países como Argentina, Brasil, China, Cuba, Guatemala, Marruecos y Uruguay están elaborando proyectos de investigación demostrativos para su eliminación total. Respecto a las alternativas al BM, no existe un único sustituto para todos los usos de este fumigante del suelo, ya que dependen del organismo patógeno, cultivo y de la zona, siendo la mejor alternativa los programas de manejo integrado de cultivos "Integrated Crop Management" (ICM). Para ello, es importante que las distintas alternativas regulen de forma eficaz y económica los patógenos controlados actualmente por el BM, garantizando su viabilidad a largo plazo, Slooteen (1997).
En cuanto al uso de BM en los países con clima mediterráneo, se estima en alrededor de 24.239 t al año, lo que suponen el 47.6 % del consumo total, para la fumigación de suelos, siendo España, después de Italia, el segundo país en consumo (11,7 %) (Fig. 1)(Bello y Tello 1998, Varés 199. Actualmente en España la situación es muy diferente debido a la política de reducción elaborada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). Por otro lado, se ha demostrado que puede reducirse hasta el 50 % la utilización de pesticidas mediante métodos alternativos con un incremento de sólo el 0,6 % de los gastos de producción (Pimentel et al. 1993).
La primera impresión sobre la eliminación del BM fue muy pesimista y, sobre todo, sobre nuestro futuro, puesto que la agricultura y la capa de ozono son fundamentales para la supervivencia del planeta. Un análisis posterior nos llevó a la conclusión de que el uso de BM en agricultura así como los problemas fitopatológicos son la excepción y no la norma, la inmensa mayoría de cultivos no usan BM (Bello et al. 1994, 1996; Bello, Escuer y Pastrana 1995; Barker y Koenning 199. Curiosamente el BM sólo afecta a los cultivos que se han definido como paradigma de una agricultura moderna, que está localizada principalmente en California, Florida, España, Japón, Israel e Italia.
Entre los organismos parásitos de plantas que se ven afectados por la retirada del BM, se encuentran fundamentalmente varias especies de hongos, los nematodos pertenecientes a los géneros Meloidogyne
y Rotylenchulus, además de los problemas de replantación, especialmente en frutales.
Figura 1. Consumo anual de BM en la UE por países [A] y en España y la UE [C] por cultivos
Es necesario el uso de criterios ecológicos en agricultura que permitan conocer cuáles son los elementos y procesos claves en el funcionamiento de los agrosistemas. En relación con el BM hemos elegido la función de la materia orgánica a través de los procesos de degradación que producen gases capaces de controlar los patógenos de los vegetales. Este proceso ha sido definido como biofumigación (Kirkegaard et al. 1993b; Bello 199 y ha sido incluido como una alternativa no química al BM por el "Methyl Bromide Technical Comitte (MBTOC 1997), perteneciente al Protocolo de Montreal, ampliando a todas las materias orgánicas y residuos agroindustriales el anterior concepto de biofumigación que se aplicaba sólo a la emisión de isotiocianatos durante los procesos de descomposición de las brasicas y su efecto fungicida e insecticida (Kirkegaard et al. 1993a, b; Matthiesen y Kirkegaard 1993; Angus et al. 1994). Por otro lado, Stirling (1991), en una revisión sobre el control biológico de los nematodos parásitos de plantas, señala la importancia de la materia orgánica no solo por mejorar la fertilidad y estructura del suelo, sino también por su efecto tóxico sobre los nematodos fitoparásitos.
BASES CIENTÍFICAS DE LA BIOFUMIGACIÓN
El concepto "Biological fumigation" fue utilizado por Kirkegaard et al. (1993a), empleando el término biofumigación en Kirkegaard et al. (1993b) y Matthiessen y Kirkegaard (1993) y apareció por primera vez en una revista internacional en Angus et al. (1994). Recientemente Kirkegaard y Sarwar (199 definen la biofumigación como: "the suppression of soil-borne pest and pathogen by brassica rotation or green manure crops""(Angus et al. 1994; Kirkegaard et al. 1993a, b).
La biofumigación utiliza los gases y otros productos resultantes de la biodegradación de las enmiendas orgánicas y residuos agroindustriales como fumigantes para el control de los organismos patógenos de vegetales, se contribuye con ello, además, a resolver los problemas ambientales graves que estos productos pueden producir. Su eficacia se incrementa cuando se incorpora dentro de un sistema de manejo integrado de cultivos (Bello 199 y se diferencia del uso de las enmiendas orgánicas en las características de los materiales biofumigantes y en el método de aplicación (Bello et al. 1999b). Esta técnica puede ser de gran interés en países en vías de desarrollo debido al bajo coste y facilidad de aplicación (MBTOC 199. Bello et al. (1999b, 2000a,b,c) definen la biofumigación como "la acción de las sustancias volátiles producidas en la biodegradación de la materia orgánica en el control de los patógenos de las plantas, incrementándose su eficacia cuando se incluyen en un sistema integrado de producción de cultivos"; presentan resultados de su aplicación en cultivos de cucurbitaceas, pimientos, zanahoria, tomate, otras hortalizas, fresón, platanera, cítricos, frutales, viñedos y flor cortada en diferentes ambientes de la región mediterránea, obteniendo una eficacia similar a los pesticidas convencionales, al mismo tiempo que incrementan los nematodos saprófagos, mejoran las características del suelo y la nutrición de la planta, señalando la necesidad de diseñar una metodología para cada situación, diferenciándose de la aplicación de la materia orgánica en la dosis y el método de aplicación.
Fernández, Rodríguez-Kábana y Kloepper (2000) analizan el valor de los enzimas del suelo para determinar la capacidad de los microorganismos en la supresión de los patógenos de plantas, señalando que los contenidos de ureasa y quitinasa están inversamente correlacionados con el número de nódulos de M.arenaria y que la aplicación de compost incrementa las poblaciones de bacterias y la actividad enzimática (ureasa, proteasa, quitinasa, catalasa y la hidrólisis de diacetato de fluoresceina). Calderón et al. (2000) señalan que la biofumigación se encuentra entre las mejores alternativas al BM en cultivos de tomate y brasica en Guatemala. Hewlett y Dickson (2000) señalan que los nematodos formadores de nódulos (M.arenaria y M.javanica) pueden ser controlados con la aplicación de taninos. Bello et al. (2000c) definen la biofumigación, indicando que su eficacia es similar a la de los pesticidas convencionales, y aunque la técnica es diferente a la solarización, se pueden complementar incrementando su eficacia.
BASES CIENTÍFICAS DE LA BIOFUMIGACIÓN
El concepto "Biological fumigation" fue utilizado por Kirkegaard et al. (1993a), empleando el término biofumigación en Kirkegaard et al. (1993b) y Matthiessen y Kirkegaard (1993) y apareció por primera vez en una revista internacional en Angus et al. (1994). Recientemente Kirkegaard y Sarwar (199 definen la biofumigación como: "the suppression of soil-borne pest and pathogen by brassica rotation or green manure crops""(Angus et al. 1994; Kirkegaard et al. 1993a, b).
La biofumigación utiliza los gases y otros productos resultantes de la biodegradación de las enmiendas orgánicas y residuos agroindustriales como fumigantes para el control de los organismos patógenos de vegetales, se contribuye con ello, además, a resolver los problemas ambientales graves que estos productos pueden producir. Su eficacia se incrementa cuando se incorpora dentro de un sistema de manejo integrado de cultivos (Bello 199 y se diferencia del uso de las enmiendas orgánicas en las características de los materiales biofumigantes y en el método de aplicación (Bello et al. 1999b). Esta técnica puede ser de gran interés en países en vías de desarrollo debido al bajo coste y facilidad de aplicación (MBTOC 199. Bello et al. (1999b, 2000a,b,c) definen la biofumigación como "la acción de las sustancias volátiles producidas en la biodegradación de la materia orgánica en el control de los patógenos de las plantas, incrementándose su eficacia cuando se incluyen en un sistema integrado de producción de cultivos"; presentan resultados de su aplicación en cultivos de cucurbitaceas, pimientos, zanahoria, tomate, otras hortalizas, fresón, platanera, cítricos, frutales, viñedos y flor cortada en diferentes ambientes de la región mediterránea, obteniendo una eficacia similar a los pesticidas convencionales, al mismo tiempo que incrementan los nematodos saprófagos, mejoran las características del suelo y la nutrición de la planta, señalando la necesidad de diseñar una metodología para cada situación, diferenciándose de la aplicación de la materia orgánica en la dosis y el método de aplicación.
Fernández, Rodríguez-Kábana y Kloepper (2000) analizan el valor de los enzimas del suelo para determinar la capacidad de los microorganismos en la supresión de los patógenos de plantas, señalando que los contenidos de ureasa y quitinasa están inversamente correlacionados con el número de nódulos de M.arenaria y que la aplicación de compost incrementa las poblaciones de bacterias y la actividad enzimática (ureasa, proteasa, quitinasa, catalasa y la hidrólisis de diacetato de fluoresceina). Calderón et al. (2000) señalan que la biofumigación se encuentra entre las mejores alternativas al BM en cultivos de tomate y brasica en Guatemala. Hewlett y Dickson (2000) señalan que los nematodos formadores de nódulos (M.arenaria y M.javanica) pueden ser controlados con la aplicación de taninos. Bello et al. (2000c) definen la biofumigación, indicando que su eficacia es similar a la de los pesticidas convencionales, y aunque la técnica es diferente a la solarización, se pueden complementar incrementando su eficacia.
Biofumigación y materia orgánica
La acción de los microorganismos sobre la materia orgánica durante su descomposición produce gran cantidad de productos químicos que pueden actuar en el control de los patógenos del suelo. El amonio, nitratos, sulfídrico y un gran número de sustancias volátiles y ácidos orgánicos pueden producir una acción nematicida directa o afectar a la eclosión de los huevos o la movilidad de los juveniles de nematodos; los fenoles y los taninos son también nematicidas a ciertas concentraciones (Mian et al. 1982; Mian y Rodríguez-Kábana 1982 a,b), por ello es difícil determinar con exactitud qué sustancia es responsable de la muerte de los nematodos.
De todos los productos químicos, obtenidos en la descomposición de la materia orgánica por la actividad de los microorganismos, que pueden tener acción nematicida, el amonio ha sido el mejor estudiado, aunque es difícil afirmar que un solo componente sea responsable de la mortalidad de los nematodos. La actividad nematicida del amonio fue reconocida por Eno, Blue y Good (1955), cuando realizaban una serie de trabajos sobre el empleo de amoniaco anhidro como fertilizante nitrogenado, al comprobar que aplicado por inyección a la concentración de 300-900 mg kg-1 de suelo reducía los problemas de nematodos. Experimentos posteriores con urea, que se convierte en amonio por acción de la ureasa existente en el suelo, muestran que es un buen nematicida si se aplica en cantidades superiores a 300 mg de N kg-1 de suelo (Huebner, Rodríguez-Kábana y Patterson 1983).
El contenido de N no es el único factor considerado cuando la materia orgánica es utilizada como nematicida, el carbono es también importante, puesto que de él depende la metabolización del nitrógeno por los microorganismos para convertirlo en proteína y otros compuestos. En ausencia de fuentes de carbono, el amonio y los nitratos se pueden acumular y causar fitotoxicidad. Materiales como quitina, urea, algunas tortas de oleaginosas y nim tienen una relación C/N baja, pudiendo afectar a las plantas. Se ha demostrado que la materia orgánica con una relación C/N entre 8-20 tiene actividad nematicida sin efecto fitotóxico (Rodríguez-Kábana, Morgah-Jones y Chet 1987).
El efecto nematicida tiende a ser limitado a la zona de incorporación, puesto que el amonio tiene una difusión pobre en el suelo y se mueve sólo unos pocos centímetros desde el punto de aplicación (Eno, Blue y Goog 1955). El pH del suelo tiene también efecto sobre la eficacia del amonio, altas concentraciones de amonio son más activas en suelos ácidos que en alcalinos (Duplessis y Kroontje 1964). Por otro lado, las dosis efectivas de nitrógeno para el control de nematodos pueden ser fitotóxicas o contribuir a la contaminación de las aguas subterráneas (Stapleton, de Vay y Lear 1989).
La cutícula de los nematodos está constituida en material proteico con una capa de lipoproteínas y la principal estructura de la cubierta del huevo es quitina, las enzimas de mayor interés son las enzimas proteolíticas y quitinolíticas. La actividad de la quitinasa aumenta cuando se añaden al suelo enmiendas que contienen quitina y las bacterias quitinolíticas tienen capacidad de destruir la cubierta de los huevos de los nematodos formadores de nódulos (Parker, Haywards y Stirling 198. Galper et al. (1991) indican que la adición de colágeno estimula el desarrollo de las enzimas que actúan sobre la cutícula de los nematodos.
La quitina es uno de los polisacáridos más frecuentes en la naturaleza, es tan abundante como la celulosa en los residuos de fermentación industrial (Gooday 1990). Se ha demostrado el efecto nematicida de la quitina cuando se aplica en la proporción del 1% (Culbreath, Rodríguez-Kábana y Morgah-Jones 1985); su acción se debe principalmente a la producción de amonio durante el proceso de descomposición. La quitina es un material que contiene nitrógeno y se degrada por hidrólisis, convirtiéndose en ácido acético y glucosamina, que libera amonio. Uno de los problemas es su fitotoxicidad, que se puede resolver añadiendo hemicelulosa y paja, que inmovilizan el exceso de nitrógeno. También se considera que estimula el desarrollo de la microflora antagonista, incrementando los actinomicetos.
La adición de materia orgánica al suelo para mejorar la fertilidad y controlar las plagas y enfermedades es una práctica casi tan antigua como la agricultura. Se han ensayado una amplia variedad de materiales como enmiendas al suelo para controlar nematodos, hongos fitoparásitos y flora arvense. Estos materiales incluyen estiércol de ganado, residuos de industrias papeleras y forestales, de industrias pesqueras y de marisqueras, numerosos subproductos de agricultura, alimentación y otras industrias, así como residuos de plantas con compuestos alelopáticos (Hoitink 1988; Stirling 1991; Bello 1997; Bello et al. 1999a,b, 2000b).
Se han ensayado como enmiendas al suelo, para el control de nematodos y otros patógenos de plantas, materiales con alto contenido en nitrógeno que generan amoniaco que actúa como un nematicida en el suelo (Canullo, Rodríguez-Kábana y Kloepper 1992a,b). La adición de quitina o materiales quitinosos al suelo no sólo genera amoniaco sino también estimula las actividades de la microflora quitinolítica en el suelo (Rodríguez-Kábana, Boube y Young 1990). Muchos microorganismos quitinolíticos son efectivos en la destrucción de huevos de nematodos y micelios de algunos hongos fitopatógenos. Estos tratamientos pueden contribuir al control de enfermedades de origen edáfico particularmente cuando se combinan con otras alternativas, por ejemplo, se ha estudiado la adición al suelo de enmiendas complementadas con solarización y ofrece un potencial considerable de incremento de la eficacia de las enmiendas contra los patógenos con reducción de las cantidades necesarias de materia orgánica por hectárea (Gamliel y Stapleton 1993).
El mayor problema en el uso de enmiendas orgánicas es la heterogeneidad en la composición de las materias utilizadas para su preparación (Stirling 1991). La normalización de la composición de las enmiendas, control de calidad, es un área de desarrollo que requiere una metodología apropiada. Algunas enmiendas orgánicas tienen el potencial para acumular compuestos perjudiciales y aumentar el nivel de inóculo de algunos patógenos edáficos (Rodríguez-Kábana 1986).
Los nematodos fitoparásitos, por ejemplo, se ven afectados por el uso de urea y de otras fuentes de nitrógeno amoniacal. Las fuentes de nitrógeno amoniacal como amoniaco, carbonato amónico y bicarbonato amónico pueden reducir los efectos producidos por Sclerotinia rolfsii en zanahoria y otros cultivos (Punja 1985). En algunos casos, solamente se precisa un cambio de pH para reducir algunas enfermedades del suelo (Cook y Baker 1983). En Florida Kim, Nemec y Musson (1996a,b) estudian el compost y la materia orgánica como alternativa al control de Phytophthora capsici en cultivo de pimiento, encontrando que Quitosan, un producto que contiene residuos de crustáceos y pulpa de cítricos con melaza, era efectivo en el control de la enfermedad, incrementado la actividad biológica del suelo, pudiendo actuar como una alternativa al BM, debido a la producción de lacasas y peroxidasas, y la acumulación de ß 1,3-glucanasa, fenoles y la actividad sinérgica entre ß 1,3-glucanasa y quitinasa. Hoitink (1997) analiza las dificultades que plantea la utilización de compost como alternativa al BM, señalando que el primer aspecto es la eliminación de organismos patógenos y malas hierbas, para ello se deben alcanzar temperaturas superiores a 67 ºC durante varios días, en segundo lugar puede causar fitotoxicidad debido a la producción de ácidos orgánicos volátiles como ácido acético, amonio u otros compuestos tóxicos, por otro lado las altas temperaturas destruyen los agentes de biocontrol, micorrizas y bacterias promotoras del crecimiento, aunque se puede recuperar fácilmente a partir de la base del compost que tiene temperaturas más bajas, se pueden crear problemas de salinidad del suelo debido al sodio en el estiércol de vaca, por lo que se debe aplicar varios meses antes de plantar, los compost con alto contenido de nitrógeno como estiércol y gallinaza puede favorecer enfermedades foliares; y también pueden crear problemas los compost con contenido de potasio superior a 1%, que pueden causar problemas de salinidad, en definitiva cada tipo de compost tiene su propia problemática que debe ser considerada antes de aplicarse. Tenuta, Hobbs y Lazarovits (1997) estudian los mecanismos asociados con el control de organismos patógenos con materia orgánica, indicando que está asociada al NH3, que se mantiene durante 4 días en suelos arenosos y en los arcillosos se mantiene el 60%. Allen et al. (1997) encuentran que la anaerobiosis creada por inundación en combinación con compost durante 12 semanas controla Meloidogyne arenaria en hortalizas en Florida, demostrando que los nematodos no sobreviven después de dos semanas de anaerobiosis. Díaz-Viruliche et al. (2000) estudian el efecto biofumigante de diferentes abonos verdes de plantas representativas de crucíferas, cucurbitáceas, gramíneas y leguminosas, encontrando una eficacia superior al 90 % en el control de M. incognita, estudiando el efecto biomejorador de los biominerales encontrados en las plantas estudiadas.
Biofumigación y control de nematodos
La mayoría de las publicaciones existentes sobre la aplicación de la biofumigación propiamente dicha en el control de nematodos fitoparásitos corresponden a nuestro equipo de Nematología Agraria (Bello et al. 2000). Por otra parte, existe gran número de excelentes trabajos sobre el empleo de enmiendas orgánicas, abonos verdes y residuos agroindustriales, especialmente en países como Egipto, India y Pakistán, así como de modo aislado en Latinoamérica.
En el Congreso de la Organización de Nematólogos de los Trópicos Americanos (ONTA), que tuvo lugar en San Juan de Puerto Rico en junio de 1999, aparecen por primera vez algunas comunicaciones, que pueden considerarse con enfoque científico, que entran dentro de los conceptos que hemos planteado sobre biofumigación. Así Rodríguez-Kábana (1999) presenta un biofumigante, que está en fase de patentar, que controla M. incognita y flora arvense; Bello, Escuer y Tello (1999) aplican con eficacia la biofumigación en el control de M. incognita y Rotylenchulus reniformis en Guatemala; Arias et al. (1999), al estudiar las alternativas al BM en una rotación pepino-acelga en invernaderos de la Comunidad de Madrid, afectada fundamentalmente por M. incognita, utilizan compost de champiñón (5 kg m-2), observando una disminución de las poblaciones del nematodo y un incremento de la producción en las parcelas con tratamiento de compost; Bello et al. (1999a) señalan la eficacia del empleo de la biofumigación en el control de nematodos en Guatemala y Uruguay; Quiroga-Madrigal et al. (1999) estudian el efecto de canavalia, crotalaria y mucuna sobre la actividad enzimática del suelo; Rubiano-Rodríguez y Vargas-Ayala (1999) utilizan Mucuna deeringiana en el control de Meloidogyne, Pratylenchus y Radopholus en Puerto Rico.
Biofumigación y control de hongos
Destacan principalmente los trabajos que, bajo el término de biofumigación, han venido realizando investigadores del CSIRO de Australia desde 1993 para el control de hongos, puesto que la bibliografía sobre la función de la materia orgánica, los abonos verdes y los residuos agroindustriales y su relación con los hongos del suelo es muy abundante y, por lo general, los trabajos no han sido realizados teniendo en cuenta su efecto biofumigante. Papavizas y Davey (1960) observan que abonos verdes de trigo, maíz, avena, guisante y pastos de Sudán controlan Rhizoctonia solani en judías. Chan y Close (1987) encuentran que la incorporación de crucíferas al suelo inhiben el desarrollo del hongo Aphanomyces en guisante, aunque no determinan las sustancias responsables. Kirkegaard et al. (1993a,b), Angus et al. (1994) y Kirkegaard et al. (1994) demuestran que las sustancias volátiles de las brasicas inhiben el crecimiento del hongo del trigo Gaeumannomyces graminis, demostrando que el efecto biofumigante se debe a los isotiocianatos. Walia, Mehta y Gupta (1994) estudian el efecto de los residuos del nim (Azadirachta indica) y del bambú (Leucaena leucocephala) en el control de M. incognita que, reduce sus poblaciones, y el nim además las de los hongos Rhizoctonia bataticola y R.solani. Oliveira et al. (1996) encuentran que fracciones proteícas obtenidas de Cannavalia ensiformis inhiben el crecimiento de los hongos Macrophomina phaseolina, Colletothricum gloesporioides y Sclerotium rolfsii. Vulsteke et al. (1996) señalan el interés del abono verde en el control de Pythium violae en zanahoria en Bélgica, considerándolo responsable del "cavity spot" de la remolacha. Candole y Rothrock (1997) encuentran que el abono verde de Vicia villosa en un cultivo de algodón reduce a Thielaviopsis basicola encontrando, en estudios in vitro y en campo, que la supresión se debe a un producto volátil, el amonio, que se produce a los 3-7 días después de la incorporación, siendo más sensible al amonio T.basicola que Rizocthonia solani o Pythium ultimum. García y Poot (1997) utilizan estiércol de vaca en el control de las enfermedades del aguacate en México. Kirkegaard y Sarwar (199 revisan la biofumigación con abonos verdes de brasicas, definiéndola como: "la supresión de organismos del suelo patógenos de plantas y otros patógenos por compuestos biocidas originados de la hidrólisis de los glucosinolatos producidos durante la descomposición de los abonos verdes de brasicas". El efecto de las brasicas en el control de los organismos patógenos ha sido revisado por Brown y Morra (1997) y Rose, Heaney y Fenwick (1997). El término biofumigación ha sido empleado muy recientemente para la supresión de los organismos patógenos de los vegetales con rotación o abonos verdes de brasicas (Kirkegaard et al. 1993; Angus et al. 1994) y su interés va en aumento en horticultura ante la retirada de varios pesticidas de síntesis y fumigantes del suelo como el bromuro de metilo. Se ha encontrado en cereales que con residuos de Brassica napus y B.juncea se controlan los hongos del suelo (Angus, van Herwaarden y Howe 1991; Kirkegaard, Wong y Desmachelier 1996; Sarwar y Kirkegaard 1998; Sarwar et al. 199; señalan que la eficacia de la biofumigación depende de varios factores, pero fundamentalmente de la brasica empleada, pero además de la eficacia en la incorporación de los abonos verdes, la actividad enzimática de la mirosinasaque es responsable de la hidrólisis de los glucosinolatos, a las pérdidas por volatilización, la absorción por la arcilla, la pérdida por percolación y la degradación microbiana (Brown y Morra 1997). Sarwar y Kirkegaard (199 estudian las implicaciones del ambiente en la optimización de la biofumigación, encontrando que es eficaz a 12 - 20 °C en invernadero, que el contenido de glucosinolatos aparece relativamente constante a las diferentes condiciones ambientales y estados de crecimiento de la planta, disminuyendo el contenido desde el inicio de la floración, no encontrándose grandes diferencias entre las raíces y la parte aérea, la excepción fue que Brassica campestris tiene una mayor cantidad de glucosinolatos durante la floración. Se observa que la incidencia del ambiente sobre el desarrollo fenológico y la producción de biomasa puede interferir en la eficacia de la biofumigación, de ahí la importancia de conocer la influencia del ambiente.
El abono verde de brasica se ha considerado supresor de organismos productores de plagas y enfermedades cuando se incorpora al suelo (Chan y Close 1987; Mojtahedi et al. 1991). Este efecto se atribuye por lo general a compuestos biocidas como los glucosinolatos, que por hidrólisis dan lugar a sustancias como isotiocianatos, que se han considerado como los productos más tóxicos (Brown y Morra 1997; Rose, Heaney y Fenwick1997). El término biofumigación es un concepto de uso reciente en el control de los patógenos vegetales con abonos verdes de brasicas (Kirkegaard et al. 1993; Angus et al. 1994) y se considera una alternativa al BM y dibromide etileno en la supresión de hongos patógenos (Kirkegaard, Wong y Desmarchelier 1996). Se ha encontrado que las condiciones climáticas, edáficas y bióticas influyen en la concentración de glucosinolatos (Rose, Heaney y Fenwick 1997), aunque hay que tener en cuenta que la luminosidad y temperatura influyen en la fenología de la planta y en la producción de biomasa (Nanda et al. 1996). Kirkegaard y Sarwar (199 señalan que el período óptimo es a la mitad de la floración y estudia 76 variedades y especies diferentes de Brassica. Estos resultados de máxima concentración coinciden con la época de floración, habiendo sido obtenidos por Fieldsend y Milford (1994). Sarwar et al. (199 investigan el efecto de la biofumigación con brasicas sobre el crecimiento de 5 patógenos de los cereales: Gaeumannomyces graminis var. tritici, Rhizocthonia solani, Fusarium graminearum, Bipolaris sorokiniana y Pythium irregulare. De ellos, Gaeumannomyces es el más sensible a los tratamientos, seguido por Rhizoctonia y Fusarium, siendo Bipolaris y Pythium los menos sensibles. Se demuestra así el efecto en el control de hongos de los cereales.
Las brasicas contienen compuestos conocidos como glucosinolatos (Kjaer 1976) que cuando se hidrolizan por la acción del enzima mirosinasa dan lugar a isotiocianatos. Los resultados de la hidrólisis dependen de las condiciones ambientales (Rosa, Heaney y Fenwick 1997), los glucosinolatos son inactivos contra microorganismos, pero los productos de hidrólisis son biocidas muy eficaces contra nematodos, bacterias, hongos, insectos y la germinación de semillas (Brown y Morra 1997; Rosa, Heaney y Fenwick 1997; Smolinska et al. 1997). Como la mayoría son volátiles (Kirkegaard, Wong y Desmarchelier 1996), se utiliza el término biofumigación. Los efectos sobre el control de hongos han sido señalados por Walker, Morrell y Foster(1937). Se ha demostrado que la hidrólisis de glucosinolatos a isotiocianatos en suelo es baja, de un 15% (Borek et al. 1997). Bowers y Locke (1997) estudian el efecto de extractos de trébol, nim, pimiento y cassia sobre Fusarium oxysporum f. sp. chrysanthemi, encontrando que al 10% de emulsión se reduce la densidad del hongo, e incluso a un 5% para los extractos con nim, con una eficacia para pimiento, trébol y cassia de 99.9, 97.5 y 96.1 respectivamente, a los tres días de su aplicación, aunque el hongo se recupera rápidamente. Hunter et al. (1997) utilizan compost de champiñón en el control de Cylindrocladium scoparius en viveros forestales. Sams, Charron y Chordonnet (1997) usan residuos de brasicas en el control de Botrytis cinerea, indicando que Urbasch (1984) había aislado los productos responsables del control de B.cinerea, Rhizoctonia solani, Fusarium oxysporum, Didymella lycopersici y Clamisdosporum fulvum. Tjamos (1999) en Grecia, al estudiar el interés de la solarización como alternativa al BM, señala que ésta puede mejorar cuando se añade materia orgánica, encontrando que combinando solarización y biofumigación se puede controlar Sclerotinium cepivorum, utilizando 1 kg m-2 de gallinaza. Elena, Paplomatas y Petsikos-Panayotarou (1999) utilizan como abono verde Lolium perenne y Triticum vulgare en el control de Fusarium proliferatum y F.oxysporum f.sp.asparagi en Grecia, considerando que se debe a fenómenos de anaerobiosis. Villeneuve y Lepaumier (1999) estudian el efecto de la incorporación de la materia orgánica en el control de Fusarium oxysporum f.sp. asparagi, Rhizocthonia solani, Sclerotinia sclerotium, Verticillium dahliae, Meloidogyne spp. y Pratylenchus spp., indicando que estos resultan sensibles al tratamiento, que denomina biodesinfectación, pero, si se considera que esta técnica permite la reducción del empleo de los fumigantes, están hablando de una biofumigación. En este trabajo señalan que la fermentación de la materia orgánica provoca una modificación de la atmósfera del suelo incrementando el CO2 y disminuyendo el O2, dando lugar a fenómenos de anaerobiosis, consiguen de 90-100% de reducción de patógenos (Blok et al. 199 cuando se emplea brasicas y gramineas, al mismo tiempo que aportan microorganismos exógenos al suelo; resultando que es más eficaz cuando se cubre el suelo con plástico negro que con transparente y que las brasicas al producir isotiocianatos volátiles son más eficaces que los metil-isotiocianatos que se obtienen en la degradación del metam sodio (Brown y Morra 1997), otras plantas de interés es el sorgo (Sorghum bicolor o S.sudanense) que contiene compuestos de cianídrico. Estos métodos se pueden combinar con la solarización en determinadas épocas del año. Los factores ambientales influyen sobre la calidad y cantidad de glucosinolatos y los compuestos cianídricos (Rose, Heany y Fenwick 1997), recomiendan tratamientos de 40 t ha-1 de materia orgánica y en el caso de las brasicas de 65 a 82 t ha-1, y sembrar 20 kg de semillas por hectárea.
Duniway et al. (1999) en fresón en California encuentran que la materia orgánica con alto contenido de nitrógeno, restos de sangre, plumas y restos de pescado, 8, 4 y 8 toneladas respectivamente, reduce la incidencia de Verticillium dahliae cuando se incorpora 7 semanas antes de plantar. Otara y Ndalut (1999) encuentran que un extracto de hojas de Conyza floribunda (Asteraceae) controla el Fusarium oxysporum in vitro.Gamliel et al. (1999) encuentran que los propágulos de Fusarium oxysporum f.sp. basilici, Sclerotinium rolfsii y Pythium ultimum se reducen en más del 95 % cuando se someten a solarización más materia orgánica con alto contenido de nitrógeno, mejorando el control de los patógenos cuando se combina el tratamiento del suelo con una rotación con trigo. Tenuta y Lazarovits (1999) estudian los mecanismos de control de los patógenos vegetales por materia orgánica con alto contenido de nitrógeno, concluyendo que es una alternativa al BM para determinados suelos, indican que debe ser estudiada la proporción de materia orgánica en cada suelo y campo en concreto, que el contenido de nitrógeno en la materia orgánica debe ser superior a 8% alrededor de 1.600 kg N ha-1 o más de 20 t ha-1 de materia orgánica, siendo letal a los 4-14 días después de incorporado, por lo que se debe plantar después de 1-2 meses de la aplicación. Se demuestra que controla Verticillium dahliae, Streptomyces scabies, Fusarium oxysporum f. lycopersici y Sclerotinia sclerotiorum en papa. Los experimentos se han mantenido a 24 ºC, siendo más eficaz en los pH superiores a 8,5 duplicando la eficacia cuando el pH es superior a 6.
La acción de los microorganismos sobre la materia orgánica durante su descomposición produce gran cantidad de productos químicos que pueden actuar en el control de los patógenos del suelo. El amonio, nitratos, sulfídrico y un gran número de sustancias volátiles y ácidos orgánicos pueden producir una acción nematicida directa o afectar a la eclosión de los huevos o la movilidad de los juveniles de nematodos; los fenoles y los taninos son también nematicidas a ciertas concentraciones (Mian et al. 1982; Mian y Rodríguez-Kábana 1982 a,b), por ello es difícil determinar con exactitud qué sustancia es responsable de la muerte de los nematodos.
De todos los productos químicos, obtenidos en la descomposición de la materia orgánica por la actividad de los microorganismos, que pueden tener acción nematicida, el amonio ha sido el mejor estudiado, aunque es difícil afirmar que un solo componente sea responsable de la mortalidad de los nematodos. La actividad nematicida del amonio fue reconocida por Eno, Blue y Good (1955), cuando realizaban una serie de trabajos sobre el empleo de amoniaco anhidro como fertilizante nitrogenado, al comprobar que aplicado por inyección a la concentración de 300-900 mg kg-1 de suelo reducía los problemas de nematodos. Experimentos posteriores con urea, que se convierte en amonio por acción de la ureasa existente en el suelo, muestran que es un buen nematicida si se aplica en cantidades superiores a 300 mg de N kg-1 de suelo (Huebner, Rodríguez-Kábana y Patterson 1983).
El contenido de N no es el único factor considerado cuando la materia orgánica es utilizada como nematicida, el carbono es también importante, puesto que de él depende la metabolización del nitrógeno por los microorganismos para convertirlo en proteína y otros compuestos. En ausencia de fuentes de carbono, el amonio y los nitratos se pueden acumular y causar fitotoxicidad. Materiales como quitina, urea, algunas tortas de oleaginosas y nim tienen una relación C/N baja, pudiendo afectar a las plantas. Se ha demostrado que la materia orgánica con una relación C/N entre 8-20 tiene actividad nematicida sin efecto fitotóxico (Rodríguez-Kábana, Morgah-Jones y Chet 1987).
El efecto nematicida tiende a ser limitado a la zona de incorporación, puesto que el amonio tiene una difusión pobre en el suelo y se mueve sólo unos pocos centímetros desde el punto de aplicación (Eno, Blue y Goog 1955). El pH del suelo tiene también efecto sobre la eficacia del amonio, altas concentraciones de amonio son más activas en suelos ácidos que en alcalinos (Duplessis y Kroontje 1964). Por otro lado, las dosis efectivas de nitrógeno para el control de nematodos pueden ser fitotóxicas o contribuir a la contaminación de las aguas subterráneas (Stapleton, de Vay y Lear 1989).
La cutícula de los nematodos está constituida en material proteico con una capa de lipoproteínas y la principal estructura de la cubierta del huevo es quitina, las enzimas de mayor interés son las enzimas proteolíticas y quitinolíticas. La actividad de la quitinasa aumenta cuando se añaden al suelo enmiendas que contienen quitina y las bacterias quitinolíticas tienen capacidad de destruir la cubierta de los huevos de los nematodos formadores de nódulos (Parker, Haywards y Stirling 198. Galper et al. (1991) indican que la adición de colágeno estimula el desarrollo de las enzimas que actúan sobre la cutícula de los nematodos.
La quitina es uno de los polisacáridos más frecuentes en la naturaleza, es tan abundante como la celulosa en los residuos de fermentación industrial (Gooday 1990). Se ha demostrado el efecto nematicida de la quitina cuando se aplica en la proporción del 1% (Culbreath, Rodríguez-Kábana y Morgah-Jones 1985); su acción se debe principalmente a la producción de amonio durante el proceso de descomposición. La quitina es un material que contiene nitrógeno y se degrada por hidrólisis, convirtiéndose en ácido acético y glucosamina, que libera amonio. Uno de los problemas es su fitotoxicidad, que se puede resolver añadiendo hemicelulosa y paja, que inmovilizan el exceso de nitrógeno. También se considera que estimula el desarrollo de la microflora antagonista, incrementando los actinomicetos.
La adición de materia orgánica al suelo para mejorar la fertilidad y controlar las plagas y enfermedades es una práctica casi tan antigua como la agricultura. Se han ensayado una amplia variedad de materiales como enmiendas al suelo para controlar nematodos, hongos fitoparásitos y flora arvense. Estos materiales incluyen estiércol de ganado, residuos de industrias papeleras y forestales, de industrias pesqueras y de marisqueras, numerosos subproductos de agricultura, alimentación y otras industrias, así como residuos de plantas con compuestos alelopáticos (Hoitink 1988; Stirling 1991; Bello 1997; Bello et al. 1999a,b, 2000b).
Se han ensayado como enmiendas al suelo, para el control de nematodos y otros patógenos de plantas, materiales con alto contenido en nitrógeno que generan amoniaco que actúa como un nematicida en el suelo (Canullo, Rodríguez-Kábana y Kloepper 1992a,b). La adición de quitina o materiales quitinosos al suelo no sólo genera amoniaco sino también estimula las actividades de la microflora quitinolítica en el suelo (Rodríguez-Kábana, Boube y Young 1990). Muchos microorganismos quitinolíticos son efectivos en la destrucción de huevos de nematodos y micelios de algunos hongos fitopatógenos. Estos tratamientos pueden contribuir al control de enfermedades de origen edáfico particularmente cuando se combinan con otras alternativas, por ejemplo, se ha estudiado la adición al suelo de enmiendas complementadas con solarización y ofrece un potencial considerable de incremento de la eficacia de las enmiendas contra los patógenos con reducción de las cantidades necesarias de materia orgánica por hectárea (Gamliel y Stapleton 1993).
El mayor problema en el uso de enmiendas orgánicas es la heterogeneidad en la composición de las materias utilizadas para su preparación (Stirling 1991). La normalización de la composición de las enmiendas, control de calidad, es un área de desarrollo que requiere una metodología apropiada. Algunas enmiendas orgánicas tienen el potencial para acumular compuestos perjudiciales y aumentar el nivel de inóculo de algunos patógenos edáficos (Rodríguez-Kábana 1986).
Los nematodos fitoparásitos, por ejemplo, se ven afectados por el uso de urea y de otras fuentes de nitrógeno amoniacal. Las fuentes de nitrógeno amoniacal como amoniaco, carbonato amónico y bicarbonato amónico pueden reducir los efectos producidos por Sclerotinia rolfsii en zanahoria y otros cultivos (Punja 1985). En algunos casos, solamente se precisa un cambio de pH para reducir algunas enfermedades del suelo (Cook y Baker 1983). En Florida Kim, Nemec y Musson (1996a,b) estudian el compost y la materia orgánica como alternativa al control de Phytophthora capsici en cultivo de pimiento, encontrando que Quitosan, un producto que contiene residuos de crustáceos y pulpa de cítricos con melaza, era efectivo en el control de la enfermedad, incrementado la actividad biológica del suelo, pudiendo actuar como una alternativa al BM, debido a la producción de lacasas y peroxidasas, y la acumulación de ß 1,3-glucanasa, fenoles y la actividad sinérgica entre ß 1,3-glucanasa y quitinasa. Hoitink (1997) analiza las dificultades que plantea la utilización de compost como alternativa al BM, señalando que el primer aspecto es la eliminación de organismos patógenos y malas hierbas, para ello se deben alcanzar temperaturas superiores a 67 ºC durante varios días, en segundo lugar puede causar fitotoxicidad debido a la producción de ácidos orgánicos volátiles como ácido acético, amonio u otros compuestos tóxicos, por otro lado las altas temperaturas destruyen los agentes de biocontrol, micorrizas y bacterias promotoras del crecimiento, aunque se puede recuperar fácilmente a partir de la base del compost que tiene temperaturas más bajas, se pueden crear problemas de salinidad del suelo debido al sodio en el estiércol de vaca, por lo que se debe aplicar varios meses antes de plantar, los compost con alto contenido de nitrógeno como estiércol y gallinaza puede favorecer enfermedades foliares; y también pueden crear problemas los compost con contenido de potasio superior a 1%, que pueden causar problemas de salinidad, en definitiva cada tipo de compost tiene su propia problemática que debe ser considerada antes de aplicarse. Tenuta, Hobbs y Lazarovits (1997) estudian los mecanismos asociados con el control de organismos patógenos con materia orgánica, indicando que está asociada al NH3, que se mantiene durante 4 días en suelos arenosos y en los arcillosos se mantiene el 60%. Allen et al. (1997) encuentran que la anaerobiosis creada por inundación en combinación con compost durante 12 semanas controla Meloidogyne arenaria en hortalizas en Florida, demostrando que los nematodos no sobreviven después de dos semanas de anaerobiosis. Díaz-Viruliche et al. (2000) estudian el efecto biofumigante de diferentes abonos verdes de plantas representativas de crucíferas, cucurbitáceas, gramíneas y leguminosas, encontrando una eficacia superior al 90 % en el control de M. incognita, estudiando el efecto biomejorador de los biominerales encontrados en las plantas estudiadas.
Biofumigación y control de nematodos
La mayoría de las publicaciones existentes sobre la aplicación de la biofumigación propiamente dicha en el control de nematodos fitoparásitos corresponden a nuestro equipo de Nematología Agraria (Bello et al. 2000). Por otra parte, existe gran número de excelentes trabajos sobre el empleo de enmiendas orgánicas, abonos verdes y residuos agroindustriales, especialmente en países como Egipto, India y Pakistán, así como de modo aislado en Latinoamérica.
En el Congreso de la Organización de Nematólogos de los Trópicos Americanos (ONTA), que tuvo lugar en San Juan de Puerto Rico en junio de 1999, aparecen por primera vez algunas comunicaciones, que pueden considerarse con enfoque científico, que entran dentro de los conceptos que hemos planteado sobre biofumigación. Así Rodríguez-Kábana (1999) presenta un biofumigante, que está en fase de patentar, que controla M. incognita y flora arvense; Bello, Escuer y Tello (1999) aplican con eficacia la biofumigación en el control de M. incognita y Rotylenchulus reniformis en Guatemala; Arias et al. (1999), al estudiar las alternativas al BM en una rotación pepino-acelga en invernaderos de la Comunidad de Madrid, afectada fundamentalmente por M. incognita, utilizan compost de champiñón (5 kg m-2), observando una disminución de las poblaciones del nematodo y un incremento de la producción en las parcelas con tratamiento de compost; Bello et al. (1999a) señalan la eficacia del empleo de la biofumigación en el control de nematodos en Guatemala y Uruguay; Quiroga-Madrigal et al. (1999) estudian el efecto de canavalia, crotalaria y mucuna sobre la actividad enzimática del suelo; Rubiano-Rodríguez y Vargas-Ayala (1999) utilizan Mucuna deeringiana en el control de Meloidogyne, Pratylenchus y Radopholus en Puerto Rico.
Biofumigación y control de hongos
Destacan principalmente los trabajos que, bajo el término de biofumigación, han venido realizando investigadores del CSIRO de Australia desde 1993 para el control de hongos, puesto que la bibliografía sobre la función de la materia orgánica, los abonos verdes y los residuos agroindustriales y su relación con los hongos del suelo es muy abundante y, por lo general, los trabajos no han sido realizados teniendo en cuenta su efecto biofumigante. Papavizas y Davey (1960) observan que abonos verdes de trigo, maíz, avena, guisante y pastos de Sudán controlan Rhizoctonia solani en judías. Chan y Close (1987) encuentran que la incorporación de crucíferas al suelo inhiben el desarrollo del hongo Aphanomyces en guisante, aunque no determinan las sustancias responsables. Kirkegaard et al. (1993a,b), Angus et al. (1994) y Kirkegaard et al. (1994) demuestran que las sustancias volátiles de las brasicas inhiben el crecimiento del hongo del trigo Gaeumannomyces graminis, demostrando que el efecto biofumigante se debe a los isotiocianatos. Walia, Mehta y Gupta (1994) estudian el efecto de los residuos del nim (Azadirachta indica) y del bambú (Leucaena leucocephala) en el control de M. incognita que, reduce sus poblaciones, y el nim además las de los hongos Rhizoctonia bataticola y R.solani. Oliveira et al. (1996) encuentran que fracciones proteícas obtenidas de Cannavalia ensiformis inhiben el crecimiento de los hongos Macrophomina phaseolina, Colletothricum gloesporioides y Sclerotium rolfsii. Vulsteke et al. (1996) señalan el interés del abono verde en el control de Pythium violae en zanahoria en Bélgica, considerándolo responsable del "cavity spot" de la remolacha. Candole y Rothrock (1997) encuentran que el abono verde de Vicia villosa en un cultivo de algodón reduce a Thielaviopsis basicola encontrando, en estudios in vitro y en campo, que la supresión se debe a un producto volátil, el amonio, que se produce a los 3-7 días después de la incorporación, siendo más sensible al amonio T.basicola que Rizocthonia solani o Pythium ultimum. García y Poot (1997) utilizan estiércol de vaca en el control de las enfermedades del aguacate en México. Kirkegaard y Sarwar (199 revisan la biofumigación con abonos verdes de brasicas, definiéndola como: "la supresión de organismos del suelo patógenos de plantas y otros patógenos por compuestos biocidas originados de la hidrólisis de los glucosinolatos producidos durante la descomposición de los abonos verdes de brasicas". El efecto de las brasicas en el control de los organismos patógenos ha sido revisado por Brown y Morra (1997) y Rose, Heaney y Fenwick (1997). El término biofumigación ha sido empleado muy recientemente para la supresión de los organismos patógenos de los vegetales con rotación o abonos verdes de brasicas (Kirkegaard et al. 1993; Angus et al. 1994) y su interés va en aumento en horticultura ante la retirada de varios pesticidas de síntesis y fumigantes del suelo como el bromuro de metilo. Se ha encontrado en cereales que con residuos de Brassica napus y B.juncea se controlan los hongos del suelo (Angus, van Herwaarden y Howe 1991; Kirkegaard, Wong y Desmachelier 1996; Sarwar y Kirkegaard 1998; Sarwar et al. 199; señalan que la eficacia de la biofumigación depende de varios factores, pero fundamentalmente de la brasica empleada, pero además de la eficacia en la incorporación de los abonos verdes, la actividad enzimática de la mirosinasaque es responsable de la hidrólisis de los glucosinolatos, a las pérdidas por volatilización, la absorción por la arcilla, la pérdida por percolación y la degradación microbiana (Brown y Morra 1997). Sarwar y Kirkegaard (199 estudian las implicaciones del ambiente en la optimización de la biofumigación, encontrando que es eficaz a 12 - 20 °C en invernadero, que el contenido de glucosinolatos aparece relativamente constante a las diferentes condiciones ambientales y estados de crecimiento de la planta, disminuyendo el contenido desde el inicio de la floración, no encontrándose grandes diferencias entre las raíces y la parte aérea, la excepción fue que Brassica campestris tiene una mayor cantidad de glucosinolatos durante la floración. Se observa que la incidencia del ambiente sobre el desarrollo fenológico y la producción de biomasa puede interferir en la eficacia de la biofumigación, de ahí la importancia de conocer la influencia del ambiente.
El abono verde de brasica se ha considerado supresor de organismos productores de plagas y enfermedades cuando se incorpora al suelo (Chan y Close 1987; Mojtahedi et al. 1991). Este efecto se atribuye por lo general a compuestos biocidas como los glucosinolatos, que por hidrólisis dan lugar a sustancias como isotiocianatos, que se han considerado como los productos más tóxicos (Brown y Morra 1997; Rose, Heaney y Fenwick1997). El término biofumigación es un concepto de uso reciente en el control de los patógenos vegetales con abonos verdes de brasicas (Kirkegaard et al. 1993; Angus et al. 1994) y se considera una alternativa al BM y dibromide etileno en la supresión de hongos patógenos (Kirkegaard, Wong y Desmarchelier 1996). Se ha encontrado que las condiciones climáticas, edáficas y bióticas influyen en la concentración de glucosinolatos (Rose, Heaney y Fenwick 1997), aunque hay que tener en cuenta que la luminosidad y temperatura influyen en la fenología de la planta y en la producción de biomasa (Nanda et al. 1996). Kirkegaard y Sarwar (199 señalan que el período óptimo es a la mitad de la floración y estudia 76 variedades y especies diferentes de Brassica. Estos resultados de máxima concentración coinciden con la época de floración, habiendo sido obtenidos por Fieldsend y Milford (1994). Sarwar et al. (199 investigan el efecto de la biofumigación con brasicas sobre el crecimiento de 5 patógenos de los cereales: Gaeumannomyces graminis var. tritici, Rhizocthonia solani, Fusarium graminearum, Bipolaris sorokiniana y Pythium irregulare. De ellos, Gaeumannomyces es el más sensible a los tratamientos, seguido por Rhizoctonia y Fusarium, siendo Bipolaris y Pythium los menos sensibles. Se demuestra así el efecto en el control de hongos de los cereales.
Las brasicas contienen compuestos conocidos como glucosinolatos (Kjaer 1976) que cuando se hidrolizan por la acción del enzima mirosinasa dan lugar a isotiocianatos. Los resultados de la hidrólisis dependen de las condiciones ambientales (Rosa, Heaney y Fenwick 1997), los glucosinolatos son inactivos contra microorganismos, pero los productos de hidrólisis son biocidas muy eficaces contra nematodos, bacterias, hongos, insectos y la germinación de semillas (Brown y Morra 1997; Rosa, Heaney y Fenwick 1997; Smolinska et al. 1997). Como la mayoría son volátiles (Kirkegaard, Wong y Desmarchelier 1996), se utiliza el término biofumigación. Los efectos sobre el control de hongos han sido señalados por Walker, Morrell y Foster(1937). Se ha demostrado que la hidrólisis de glucosinolatos a isotiocianatos en suelo es baja, de un 15% (Borek et al. 1997). Bowers y Locke (1997) estudian el efecto de extractos de trébol, nim, pimiento y cassia sobre Fusarium oxysporum f. sp. chrysanthemi, encontrando que al 10% de emulsión se reduce la densidad del hongo, e incluso a un 5% para los extractos con nim, con una eficacia para pimiento, trébol y cassia de 99.9, 97.5 y 96.1 respectivamente, a los tres días de su aplicación, aunque el hongo se recupera rápidamente. Hunter et al. (1997) utilizan compost de champiñón en el control de Cylindrocladium scoparius en viveros forestales. Sams, Charron y Chordonnet (1997) usan residuos de brasicas en el control de Botrytis cinerea, indicando que Urbasch (1984) había aislado los productos responsables del control de B.cinerea, Rhizoctonia solani, Fusarium oxysporum, Didymella lycopersici y Clamisdosporum fulvum. Tjamos (1999) en Grecia, al estudiar el interés de la solarización como alternativa al BM, señala que ésta puede mejorar cuando se añade materia orgánica, encontrando que combinando solarización y biofumigación se puede controlar Sclerotinium cepivorum, utilizando 1 kg m-2 de gallinaza. Elena, Paplomatas y Petsikos-Panayotarou (1999) utilizan como abono verde Lolium perenne y Triticum vulgare en el control de Fusarium proliferatum y F.oxysporum f.sp.asparagi en Grecia, considerando que se debe a fenómenos de anaerobiosis. Villeneuve y Lepaumier (1999) estudian el efecto de la incorporación de la materia orgánica en el control de Fusarium oxysporum f.sp. asparagi, Rhizocthonia solani, Sclerotinia sclerotium, Verticillium dahliae, Meloidogyne spp. y Pratylenchus spp., indicando que estos resultan sensibles al tratamiento, que denomina biodesinfectación, pero, si se considera que esta técnica permite la reducción del empleo de los fumigantes, están hablando de una biofumigación. En este trabajo señalan que la fermentación de la materia orgánica provoca una modificación de la atmósfera del suelo incrementando el CO2 y disminuyendo el O2, dando lugar a fenómenos de anaerobiosis, consiguen de 90-100% de reducción de patógenos (Blok et al. 199 cuando se emplea brasicas y gramineas, al mismo tiempo que aportan microorganismos exógenos al suelo; resultando que es más eficaz cuando se cubre el suelo con plástico negro que con transparente y que las brasicas al producir isotiocianatos volátiles son más eficaces que los metil-isotiocianatos que se obtienen en la degradación del metam sodio (Brown y Morra 1997), otras plantas de interés es el sorgo (Sorghum bicolor o S.sudanense) que contiene compuestos de cianídrico. Estos métodos se pueden combinar con la solarización en determinadas épocas del año. Los factores ambientales influyen sobre la calidad y cantidad de glucosinolatos y los compuestos cianídricos (Rose, Heany y Fenwick 1997), recomiendan tratamientos de 40 t ha-1 de materia orgánica y en el caso de las brasicas de 65 a 82 t ha-1, y sembrar 20 kg de semillas por hectárea.
Duniway et al. (1999) en fresón en California encuentran que la materia orgánica con alto contenido de nitrógeno, restos de sangre, plumas y restos de pescado, 8, 4 y 8 toneladas respectivamente, reduce la incidencia de Verticillium dahliae cuando se incorpora 7 semanas antes de plantar. Otara y Ndalut (1999) encuentran que un extracto de hojas de Conyza floribunda (Asteraceae) controla el Fusarium oxysporum in vitro.Gamliel et al. (1999) encuentran que los propágulos de Fusarium oxysporum f.sp. basilici, Sclerotinium rolfsii y Pythium ultimum se reducen en más del 95 % cuando se someten a solarización más materia orgánica con alto contenido de nitrógeno, mejorando el control de los patógenos cuando se combina el tratamiento del suelo con una rotación con trigo. Tenuta y Lazarovits (1999) estudian los mecanismos de control de los patógenos vegetales por materia orgánica con alto contenido de nitrógeno, concluyendo que es una alternativa al BM para determinados suelos, indican que debe ser estudiada la proporción de materia orgánica en cada suelo y campo en concreto, que el contenido de nitrógeno en la materia orgánica debe ser superior a 8% alrededor de 1.600 kg N ha-1 o más de 20 t ha-1 de materia orgánica, siendo letal a los 4-14 días después de incorporado, por lo que se debe plantar después de 1-2 meses de la aplicación. Se demuestra que controla Verticillium dahliae, Streptomyces scabies, Fusarium oxysporum f. lycopersici y Sclerotinia sclerotiorum en papa. Los experimentos se han mantenido a 24 ºC, siendo más eficaz en los pH superiores a 8,5 duplicando la eficacia cuando el pH es superior a 6.
Solarización para el control ecológico de patógenos del suelo
Solarización y estercolado a la vez: ¿es posible hacerlo a la vez?
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Hola gente del foro, estoy por iniciar una huerta en un terreno de unos 5m. por 15 mts. en donde nunca hubo plantas, sólo algo de gramilla. Mi idea es dar vuelta la tierra con una pala, poner una capa de estiércol y luego con los plásticos transparentes hacer una solarización para desinfectar el suelo, aquí en Argentina, durante Marzo todavía hay mucho sol y calor.
¿es posible y útil esto? Es decir, poner el plástico durante un mes sobre el terreno recién labrado y con algo de estiércol. Pienso esto para que después en abril, cuando comienzo la siembra, habré desinfectado y a su vez abonado el terreno.
Gracias a quien pueda aconsejarme sobre esto.
elgaye
Solarización, método para desinfectar el suelo del huerto: ¿qué experiencias tenéis?
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Hola, buenas. En cuanto a la técnica parece bastante sencilla, sólo se trata de cubrir la sección que se pretenda atender con un plástico durante alrededor de 4 ó 6 semanas, más efectivo con mayor calor, no contamina,... pero quisiera saber de experiencias con esta técnica, ¿qué tal ha funcionada?, ¿tuviste que alargar la el tiempo?, ¿no te sirvió de nada o sí?
Muchas gracias, salud y suerte.
Solarización: distancia a los troncos para que no dañe a las raíces
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Hola, tengo un jardín que ha estado unso años bastante abandonado y ahora quiero recuperarlo. Mis principales problemas de momento son las malas hierbas y la cantida de bichos que hay (creo que hasta termitas). Estaba valorando la posibilidad de echar uranio enriquecido, hasta que me he encontrado con la solarización.
Lo primero es que no se de donde sacar tanto plástico, necesitaría unos 100 m cuadrados.
Y otra, es que no se que pasará con los árboles. ya supongo que no tengo que cubrir hasta el mismo tronco, pero no se que distancia de seguridad dejarles para no matarles las raíces.
Gracias
Solarización: estaré ausente un año y se me ha ocurrido cubrir con plástico: dudas
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Hola
Tengo un huerto de unos 100 m2 y se me presenta un problema: en marzo del año que viene me iré a vivir un año al extranjero, y no sé que voy a hacer con mi huerto para no encontrármelo hecho un desastre cuando vuelva.
Como posible solución se me ha ocurrido dejar el huerto tapado con un plástico cuando me vaya. De este modo no me crecerían las malas hierbas y al llegar el verano se haría la solarización y se desinfecaría el terreno.
Como no se si este remedio es mejor que dejar que el huerto se vuelva salvaje en mi ausencia, os pregunto qué os parece. A mi se me han ocurrido varias pegas, como por ejemplo que lo mismo no es bueno que el terreno no transpire en tanto tiempo, o que lo mismo al estar tapado todo el verano haga demasiado calor... Ah, y tengo una comunidad de lombrices viviendo en mi huerto, no se muy bien que pasaría con ellas
¿Qué consejos me dais? ¿Hago lo que tengo pensado o se os ocurre otra cosa mejor?
Gracias de antemano y un saludo!
Solarización: ¿cómo solarizar una parcela antes de plantar paso a paso?
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Hola a todos,
tengo un "terrenito" (4 o 5 maceteras) que tuvieron lechugas que fueron atacadas por la araña roja o por alguna plaga similar.
Querría asegurarme de matar a todo bicho viviente antes de plantar nada ahí.
Si me explican cómo solarizar paso a paso.
Alguien me comentó algo de la utilzación del microondas.
gracias.